La población europea envejece. En 2019, más de una quinta parte (20,3%) de la población de la UE-27 tenía al menos 65 años. Y la tendencia sigue en aumento. El cambio demográfico es un reto para el transporte público, pero también puede ser una oportunidad de crecimiento con una oferta de movilidad personalizada para las personas de mayor edad. Al fin y al cabo, si las personas de mayor edad ya no conducen, dependen cada vez más del transporte público para seguir participando activamente en la vida social.

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